Gracias a la vida que me ha dado tanto, gracias a la gente bella que me ha estado apoyando con tanto cariño en esta locura. Mi corazón se acelera con emoción y pánico por perseguir un sueño que va cambiando lentamente de norte, que se reinventa solo y moldea la esperanza de poder conectar y adaptar esta aventura con las personas a las que no quiero dejar atrás porque son parte de mi presente, de lo que puede ser.
Amo la libertad mental de creer que puedo hacer las cosas. Viajar, ver el mundo, saborear culturas y contrastes, sentir la naturaleza y las ciudades a flor de piel. Muchas semanas después, acá estoy, respirando aire puro y sintiéndome plena, libre de ataduras mentales o sociales.
¡Gracias por el apoyo: esto es posible por las personas que creyeron en mí, que me han ayudado y que lo siguen haciendo!